Alba 100% poliéster con bordado directo y cremallera - Arpas

– Material: 100% poliéster.
– Tallas disponibles: Según altura.
– Fabricación: Arpas (Italia).
– Corte: Recto, con pliegues, cuello mao, cremallera frontal.

El alba es una de las vestiduras litúrgicas más antiguas y universales de la Iglesia. Su nombre proviene del latín albus, que significa “blanco”, color que simboliza la pureza interior del alma y la dignidad del ministerio sacerdotal. Es la prenda que el sacerdote, diácono o ministro del altar viste directamente sobre el cuerpo o sobre la sotana antes de colocarse la estola, la dalmática o la casulla.

De forma tradicional, el alba es una túnica larga y recta, de color blanco, con mangas amplias y cierre discreto en el cuello. En la liturgia representa el vestido de los bautizados, recordando la pureza original recibida en el sacramento y la disposición del ministro para servir en la mesa del Señor.

En El Ángel Arte Sacro, las albas se confeccionan con tejidos de gran calidad —lino natural, algodón fino o mezcla sintética litúrgica— que ofrecen comodidad, ligereza y fácil mantenimiento. Los modelos pueden ser lisos o decorados con encajes, galones o bordados discretos, manteniendo siempre una estética sobria y elegante. Algunos incluyen cremalleras laterales ocultas, pliegues traseros o cintas interiores para mayor ajuste.

Los bordados suelen incorporar motivos litúrgicos como cruces, espigas, racimos o símbolos eucarísticos, aplicados en el bajo o en las bocamangas. Los diseños modernos respetan la tradición, pero adaptan los patrones al confort actual, garantizando libertad de movimiento y presentación impecable en las celebraciones.

El alba se acompaña habitualmente del cíngulo, una cuerda o cinta que simboliza la pureza y el dominio de los sentidos, y del amito, que protege el cuello de la prenda exterior. En conjunto, forman la base del vestuario litúrgico, sobre la cual se colocan las vestiduras mayores como la estola o la casulla.

En El Ángel Arte Sacro ofrecemos albas confeccionadas artesanalmente en distintos estilos y tallas, con acabados cuidadosamente revisados. Cada modelo está pensado para unir elegancia, durabilidad y espiritualidad, respetando las normas litúrgicas y aportando dignidad a cada celebración eucarística.

Artesanos Italianos del Arte Religioso en General.

Elegancia, técnica y tradición en el arte sacro europeo.

La denominación “Artesanos Italianos del Arte Religioso” comprende a los numerosos talleres y maestros artesanos de Italia dedicados a la escultura, orfebrería, pasamanería, pintura devocional y confección de ornamentos litúrgicos, herederos directos del esplendor artístico del Renacimiento y el Barroco.

Italia ha sido, desde hace siglos, cuna del arte cristiano. En sus regiones —Toscana, Lombardía, Veneto, Trentino o Sicilia— se conservan escuelas de imaginería y orfebrería que combinan el dominio técnico con una profunda sensibilidad espiritual. Los artesanos italianos destacan por su finura en el modelado, equilibrio de proporciones y armonía estética, cualidades que han hecho de sus obras un referente internacional.

Su producción abarca un amplísimo espectro: esculturas religiosas en madera, resina o terracota; belenes y figuras de Natividad; objetos litúrgicos; bordados eclesiásticos; lámparas de aceite; cuadros devocionales y elementos decorativos. Cada pieza es fruto de un cuidadoso proceso manual que une buen gusto, precisión y sentido de lo sagrado.

Los talleres italianos emplean materiales nobles —madera, bronce, plata, pan de oro, tejidos brocados o sedas litúrgicas— y aplican acabados de gran calidad, garantizando durabilidad y belleza. Sus obras se distinguen por una estética equilibrada entre lo clásico y lo contemporáneo, manteniendo siempre la fidelidad a la tradición iconográfica de la Iglesia.

En El Ángel, los Artesanos Italianos del Arte Religioso representan la excelencia artística del arte sacro europeo, valorada por su pureza formal, elegancia y minuciosidad, ideales para templos, altares, coleccionistas o devoción personal. Cada creación es un testimonio del vínculo entre el arte, la fe y la belleza que caracteriza al espíritu italiano.