El Arcángel San Miguel, príncipe de la milicia celestial y defensor del pueblo de Dios, es representado aquí en su iconografía clásica:
espada en mano, balanza de justicia y el demonio vencido bajo sus pies.
Esta imagen expresa la victoria del bien sobre el mal, la justicia divina y la protección espiritual frente a toda amenaza.
Materiales y diseño.
Modelada en resina de poliéster y pintada a mano con gran realismo.
San Miguel aparece con armadura metálica plateada, túnica corta, capa roja y alas doradas.
En su mano derecha empuña una espada, y en la izquierda sostiene la balanza, símbolo de justicia.
La figura del demonio yace derrotado bajo sus pies.
La base circular está decorada con cenefa dorada clásica que completa la composición con solemnidad.
Medidas.
Altura:
13 cm.
Base:
9 x 5 cm.
Acabado.
Acabado manual en colores vivos y contrastados.
Los detalles metálicos de la armadura, la balanza y la espada están bien definidos.
La expresión del rostro transmite determinación y firmeza.
Uso devocional.
Ideal para colocar en entradas de hogares, oficinas, despachos o espacios de oración.
Muy recomendable para quienes buscan protección espiritual, discernimiento o amparo ante conflictos.
También se utiliza en exorcismos, bendiciones del hogar o consagraciones personales al Arcángel San Miguel.
Resumen.
Una imagen dinámica, simbólica y profundamente espiritual del gran defensor celestial.
Perfecta para quienes desean tener cerca al vencedor del mal y guardián del alma..

Este cáliz de estilo celta es una pieza litúrgica de líneas puras, realzada por el simbolismo de la corona de espinas, grabada a mano como signo del sacrificio redentor de Cristo
Su forma clásica y su sobriedad visual lo convierten en una obra profundamente contemplativa
Materiales y diseño
Fabricado en metal con baño de oro, este cáliz presenta una copa alta y lisa, decorada con una delicada banda grabada a mano en la parte superior, que representa la corona de espinas entrelazada en un motivo celta continuo
El fuste se eleva hacia una base sólida y ligeramente acampanada, donde también se reproduce la corona en relieve, acompañada por una cruz celta estilizada, símbolo de la fe enraizada en la tradición y en la tierra
Medidas
Altura:
20 cm
Diámetro de la copa:
11,5 cm
Uso litúrgico
Ideal para celebraciones en comunidades que valoran el arte simbólico y la espiritualidad contemplativa
Perfecto como cáliz principal, regalo sacerdotal o pieza litúrgica para capillas que integran elementos de espiritualidad celta o patrística
Un cáliz de fe, pasión y tradición
La corona de espinas, grabada con esmero, convierte esta pieza en un recordatorio constante del amor redentor de Cristo, haciendo de cada celebración un acto de profunda comunión y reverencia.

Inspirado en la riqueza ornamental del estilo románico, el copón St.
Rémy es una auténtica obra maestra de orfebrería litúrgica.
Elaborado en plata de ley 925 y recubierto con un baño de oro de 24 quilates, este copón está diseñado para contener y custodiar el Santísimo Sacramento con la mayor dignidad y belleza.
Materiales y diseño.
Fabricado artesanalmente en plata de ley 925, con un acabado dorado en oro fino de 24 K.
El cuerpo y la base presentan una decoración minuciosa, con aplicaciones de esmaltes policromados, filigranas y piedras ornamentales que evocan los tesoros medievales del románico europeo.
La tapa calada está coronada por una cruz griega sobreelevada, rematando el conjunto con solemnidad.
El cáliz descansa sobre un fuste trabajado con nudo central, lo que aporta equilibrio y majestuosidad.
Medidas y capacidad.
Altura:
24 cm.
Diámetro de la copa:
13 cm.
Capacidad:
aproximadamente 250 formas.
Uso litúrgico.
Ideal para celebraciones solemnes, custodias del Santísimo en altares principales o exposiciones eucarísticas.
También es una elección excelente como pieza de alta orfebrería para catedrales, monasterios o como regalo de gran valor conmemorativo.
Un copón para custodiar lo sagrado con esplendor.
El modelo St.
Rémy reúne en una sola pieza la tradición, el arte sacro y la reverencia eucarística, convirtiéndose en símbolo de la gloria litúrgica al servicio del altar..