Colgante Nacimiento Monasterio de Belén en Alabastro

Varían según el tamaño específico de la medalla.

Las medallas religiosas son signos visibles de fe y protección, llevadas por los creyentes como expresión de devoción personal y testimonio de amor a Dios, a la Virgen María o a los santos. Cada medalla representa una advocación, una historia y una promesa de fe que acompaña al cristiano en su vida cotidiana.

Desde los primeros siglos del cristianismo, las medallas han sido consideradas objetos de piedad y bendición. Su función no es solo ornamental, sino espiritual: recordar la presencia constante de Dios y de sus intercesores en el camino de la fe.

En El Ángel Arte Sacro ofrecemos una amplia colección de medallas religiosas elaboradas artesanalmente por orfebres especializados. Se fabrican en oro de ley, plata de ley, metal plateado, bronce, esmalte o alabastro, y cada una combina belleza, calidad y significado espiritual.

Los modelos disponibles incluyen medallas de Cristo, de la Virgen María en sus distintas advocaciones y de los santos más venerados, como san José, san Antonio, san Judas Tadeo, santa Teresa o san Miguel Arcángel. También disponemos de medallas eucarísticas, del Espíritu Santo, de ángeles y del Sagrado Corazón de Jesús.

Las medallas de oro son las más solemnes, elegidas como símbolo de consagración o recuerdo de sacramentos importantes como el bautismo, la comunión o la confirmación. Las medallas de plata combinan elegancia y durabilidad, siendo ideales para uso diario o como regalo devocional. Las medallas de metal ofrecen opciones más sencillas, ligeras y resistentes, mientras que las de esmalte o alabastro aportan un acabado artístico y colorido, muy apreciado por su estilo artesanal.

Cada medalla puede ser redonda, ovalada, rectangular o con forma especial, y en muchos casos incluye bajo relieve, grabado o esmaltado a color. Los reversos suelen presentar símbolos cristianos, oraciones o imágenes complementarias, como el Cordero de Dios, la cruz, el Espíritu Santo o el monograma de María.

Las medallas esmaltadas se fabrican con técnicas tradicionales de cloisonné o vitrificado, aplicando el color manualmente sobre metal fundido. El resultado es una pieza brillante, resistente y de gran valor artístico. Las medallas de alabastro, por su parte, destacan por su textura suave y tono translúcido, que transmite serenidad y pureza.

En El Ángel Arte Sacro ofrecemos también medallas con anillas, aros o enganches, listas para colocar en cadenas, cordones o pulseras. Todas las piezas pueden presentarse en estuche individual o caja de regalo, acompañadas, si se desea, de cadena a juego en oro o plata.

Más allá de su valor material, la medalla religiosa tiene un significado espiritual profundo. Es una presencia constante del amor divino y de la intercesión celestial, una pequeña obra de arte que acompaña al creyente en la oración, la esperanza y la vida diaria.

En El Ángel Arte Sacro seleccionamos medallas religiosas de alta calidad, fabricadas con materiales nobles y acabados impecables. Cada pieza une tradición, arte y devoción, convirtiéndose en un regalo perfecto para expresar fe, protección y gratitud.

Más que un adorno, la medalla religiosa es un símbolo de fe viva y de confianza en Dios. En El Ángel Arte Sacro, cuidamos cada detalle para ofrecer medallas que unan elegancia, espiritualidad y valor duradero, perpetuando la belleza del arte sagrado en el corazón de quien las lleva.

Monastère de Bethléem.

Silencio, contemplación y belleza al servicio de la fe.

El Monastère de Bethléem, de l’Assomption de la Vierge et de Saint Bruno (Monasterio de Belén, de la Asunción de la Virgen y de San Bruno) es una comunidad monástica católica de vida contemplativa, fundada en Francia en 1950 tras el Año Santo proclamado por Pío XII. Su vocación une la espiritualidad cartujana con una profunda dedicación al arte sacro, expresado a través de la creación de iconos, esculturas y objetos religiosos de inconfundible serenidad y pureza.

Las monjas y monjes del Monasterio elaboran sus piezas en un clima de silencio, oración y recogimiento, convirtiendo cada obra en un acto de alabanza a Dios. Su estilo, reconocido en todo el mundo, se caracteriza por la simplicidad de las formas, la sobriedad de los rostros y el equilibrio entre lo humano y lo divino, evocando la tradición bizantina y el arte cristiano primitivo.

Entre sus creaciones más conocidas destacan las imágenes de la Virgen con el Niño, Cristos, ángeles, santos e iconos esmaltados o en resina marmórea, trabajados con delicadeza manual y acabados mates que transmiten paz y espiritualidad. Cada pieza está pensada no solo como objeto devocional, sino como instrumento de contemplación.

El taller del Monasterio produce también cruces, rosarios e imágenes de pequeño formato, concebidos con el mismo espíritu de oración que inspira toda su obra. Su lema implícito podría resumirse en una sola idea: “Belleza que conduce al silencio y silencio que conduce a Dios.”

En El Ángel, las piezas del Monastère de Bethléem representan la unión perfecta entre arte, oración y pureza espiritual, siendo muy apreciadas por quienes buscan objetos de devoción sobrios, profundos y llenos de paz interior. Son obras que no solo se contemplan: se rezan.